Cultura

Sympátheia: el concepto griego para transformar la tristeza en fuerza

Sympátheia es un concepto griego que podemos integrar en nuestra vida para convertir nuestras emociones en fuerza colectiva. 
Hombre con depresión y gesto de tristeza se lamenta junto a la ventana.
La depresión, un mal silencioso.Marjan_Apostolovic

El concepto de Sympátheia proviene de la antigua Grecia, civilización que enfrentó múltiples cambios políticos y sociales durante su existencia y que además, representó uno de los primeros experimentos sociales en Occidente para conformar dinámicas de relaciones sociales y de poder similares a las que tenemos hoy en día, con gobiernos conformados por representantes, con roles asignados a los individuos para cumplir metas colectivas y, sobre todo, con la conceptualización de distintos sucesos, instituciones e incluso sentimientos

Por lo mismo, es bastante usual que en nuestro mundo moderno aún utilicemos muchos conceptos que provienen de la antigua Grecia y que nos son útiles al momento de querer nombrar lo que sentimos y pensamos, empezando por el hecho de que la palabra psicología ya viene también del griego psyché, que se relacionaba con estudiar el alma y que hoy en día engloba los estudios sobre el pensamiento y comportamiento humano. 

Como este ejemplo hay muchos en donde la civilización griega aportó conceptos que siguen siendo fundamentales para la filosofía y la ciencia, así como para la psicología y muchas disciplinas más. Ahora, queremos centrarnos en el concepto surgido del estoicismo de la antigua GreciaSympátheia

¿Qué significa Sympátheia?

Tus sentimientos te hacen más humano

tommaso79

Sympátheia es un concepto de origen griego que pertenece el pensamiento estoico, el cual se centra en brindar herramientas al ser humano para que sea capaz de distanciarse de las emociones que le pueden provocar ciertos sucesos de la vida como frustración, y aprenda a manejar lo que lo rodea con mayor asertividad, casi con indiferencia. Básicamente, su fundamento propone que no debemos preocuparnos por lo que no podemos controlar. 

En ese sentido, para los estoicos Sympátheia significa la capacidad de reconocer que todo lo que nos rodea y lo que sucede en la vida tiene una interrelación. Por ejemplo, poder salir por un momento de nuestra propia perspectiva de la vida para comprender de qué manera todo lo que nos rodea tiene una interrelación y que estamos conectados con algo mucho más grande que nuestro individuo. 

Así, sentimientos como la tristeza pueden convertirse en algo mucho más fuerte y potente de lo que imaginamos en el momento si logramos integrar la Sympátheia. Y es que si un día nos sentimos tristes, por ejemplo, tenemos la opción de dejarnos llevar por esta emoción como si fuéramos los únicos que la sentimos, casi como si fuera algo personal contra nosotros el que nos habite este pensamiento y podemos llenarnos de rencor e inseguridad… o podemos, por el contrario, reconocer que la tristeza es una emoción que nos conecta con el resto de los seres humanos y que, al no ser ni los primeros ni los últimos en sentirla, nos dota de una fuerza colectiva que nos une con el resto del mundo y que nos hace más fuertes. 

Y aunque quizá para nuestra mentalidad moderna y occidental estas ideas resultan un poco lejanas, si recordamos más cómo era el pensamiento de los griegos antes (y también de otras civilizaciones antiguas, incluyendo la prehispánica que nos antecede como mexicanos) recordemos que la capacidad de sabernos parte de un todo interconectado brinda mucho más sentido a nuestros pensamientos e incluso a las tragedias. 

Otro ejemplo, si alguien que queremos muere, sentiremos mucha tristeza y dolor, pero si integramos la Sympátheia a los hechos, podremos recordar que su ausencia ahora es parte del proceso natural de la vida, que debemos fluir con los ciclos y que al final de los tiempos, todo estará conectado de nuevo. Claro que no es algo fácil de sentir o que pueda simplemente silenciar la tristeza, pero es una oportunidad de trabajar con nuestros sentimientos de forma más profunda y madura para que se conviertan en fuerza y no en dolor.